Emprender no tiene límite de edad, y en el desarrollo de nuestras vidas es frecuente hacer planes y propósitos. Es común pensar que existe un tiempo para cada cosa, un tiempo para estudiar, un tiempo para hacer familia, un tiempo para desarrollar una carrera, un tiempo para trabajar y uno para descansar y un tiempo para emprender. Sin embargo, este orden -que para algunos es lógico- es un impedimento que nos auto imponemos y que en ocasiones nos impiden mirar el futuro con una óptica de logro.

Para todo efecto, un emprendedor irradia energía y contagia la ilusión de cada día para lograr metas y generar compromiso con quienes lo rodean, desempeñándose como líder en cualquier situación, y la edad no es impedimento para crear, desarrollar y lanzar un proyecto.

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